José Carlos Mariátegui ha muerto. Ha partido hoy, o un día como hoy, hace 84 años. Nos deja no solo la claridad de sus ensayos sino, también, algunos versos. Por ello, como homenaje y para celebrar la vida de este gran pensador y escritor peruano, les dejo este extracto de un escrito de Mariátegui (que es poesía pura) para su esposa, la italiana Anna Chiappe.

LA VIDA QUE ME DISTE

Renací en tu carne cuatrocentista como la de la Primavera de Botticelli. Te elegí entre todas porque te sentí la más diversa y la más distante. Estabas en mi destino. Eras el designio de Dios. Como un bajel corsario, sin saberlo, buscaba para anclar la rada más serena. Yo era el principio de muerte; tú eras el principio de vida. Tuve el presentimiento de ti en la pintura ingenua del cuatrocientos. Empecé a amarte, antes de conocerte, en un cuadro primitivo. Tu salud y tu gracia antiguas esperaban mi tristeza de suramericano pálido y cenceño. Tus rurales colores de doncella de Siena fueron mi primera fiesta. Y tu posesión tónica, bajo el cielo latino, enredó en mi alma una serpentina de alegría.

Por ti mi ensangrentado camino tiene tres auroras. Y ahora que estás un poco marchita, un poco pálida, sin tus antiguos colores de Madona toscana, siento que la vida que te falta es la vida que me diste.